CINE Y PEDIATRIA 4
publicado: sábado 27 de julio de 2013 150 Cine y Pediatría [185] Preciosa película romántica, solo aconsejable para quien esté dispuesto a ser transportado por la historia de una película llena de valores (aunque sean valores edulcorados alrededor de la omnipresente pastelería) y de sentimientos (ternura, sensibilidad, cariño, amistad, amor, vida, muerte….) que se expresa durante toda la vida de los personajes y durante toda la película: que comienza por la inocencia entre dos niños, continúa por el descubrimiento de la adolescencia y termina en la más racional madurez. Cuenta con un guión lleno de escenas y frases con azúcar y con canela , recién sacadas del obrador de la pastelería de Miguel: “Jamás diría ni haría nada que te impidiera ser feliz” , “Te voy a regalar el primer amanecer del año” , “¡Te quiero! A veces es bueno decir estas cosas en voz alta” . Pero, por encima de todo, destaca la carta final de Miguel a Ángela, en una de esas frases y finales difíciles de olvidar: “Querida, Ángela: Te vi nacer y, desde ese momento, formaste parte de mí. Por miedo a romper la magia que nos unía, me conformé con ser el testigo mudo de tu felicidad. Hace un rato, en el faro, nos hemos entregado con la ternura y la pasión de toda una vida. En realidad me has pertenecido siempre desde el principio del tiempo y hasta el final del tiempo. Maravillosos tiempos de azúcar. Te quiero” . Lo dicho, una película que a algunos le puede parecer un pastel, demasiado azucarada. Y lo cierto es que la película ronda siempre alrededor de una pastelería, como esas películas en que buscan su leit motiv
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