CINE Y PEDIATRIA 4
publicado: sábado 3 de agosto de 2013 154 Cine y Pediatría [186] Realizadores de Cannes (atesorando varios premios) y ganando el David di Donatello al Mejor realizador novel. Mención especial merecen los niños que aparecen en la película, especialmente el pequeño Alessandro Morace, quien literalmente se apodera de la película y de los sentimientos volcados a través de su mirada. La dirección de Alessandro Morace se convierte en clave del éxito, porque el director logra que el espectador mire (y sienta) a través de sus ojos siempre que la cámara se posa en el rostro del niño, pero también cuando la acción se desplaza hacia otros personajes o tramas secundarias. Su mirada inocente y cándida, su gesto de inquietud y desconcierto dejan traslucir todo un mundo interior que se desmorona y pierde pie con una madre “que viene y va” , con un padre que estalla en frecuentes arrebatos de cólera (y que está empeñado en hacer de él un gran nadador, cuando lo que le gusta es el futbol), con una hermana que bromea frívola e infantilmente con el sexo y con un vecino en el que se contempla con envidia al descubrir la familia que él no tiene. Son las primeras experiencias del paso de la infancia a la adolescencia, de la adolescencia a la vida adulta, más difícil cuando faltan referentes paternos. Quizá lo mejor de la película esté en esa captación del universo infantil , recogido en ocasiones con el uso del fuera de campo, cuando la cámara se queda con el rostro del niño a la espera de recoger su gesto ante cada una de las novedosas experiencias o se queda con él observando desde el tejado de la casa. En donde Alessandro Morace pone naturalidad y frescura en el papel de hijo, Kim Rossi
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