CINE Y PEDIATRIA 4

publicado: sábado 17 de agosto de 2013 160 Cine y Pediatría [188] U nas botas militares pisando el suelo embarrado por la lluvia. Unos soldados armados acompañan bajo la lluvia intensa a unos niños con los brazos en la cabeza, todo ello grabado a contraluz y con cámara lenta. Una voz en off inicial de un niño: “Tengo mucha sed. Me duelen los pies. Tengo piedras en el zapato. Seguro que nos van a matar… ¿Por qué nos quieren matar sino hicimos nada?”. Así comienza una película que se considera imprescindible para poder entender de nuevo el dolor que causan las guerras en la infancia (un dolor que en el cine se convierte en reiterativa denuncia) y enfocado en este caso a los niños soldados: Voces inocentes (Luis Mandoki, 2004). Basada en la infancia del escritor salvadoreño Oscar Orlando Torres (quien coescribió el guión), la trama ubica las acciones en El Salvador de mediados de los ochenta, en plena época de la guerrilla , donde se nos presenta el conflicto con la visión de un niño de 11 años. En Cine y Pediatría ya se tocó marginalmente este tema con Buenas noches, Ouma (Fernando León de Aranoa, 2007), dentro de la película colaborativa Invisibles [Cine y Pediatría 36], y que se centra en contar que los niños del norte de Uganda tienen que dormir vigilados por su entorno para que no les rapten y los conviertan en niños soldados. El primer guión de Voces inocentes lo escribió Óscar Torres sobre su experiencia, y fue Luis Mandoki , director mexicano de gran versatilidad (reconocido principalmente por películas como Mensaje en una botella [1999] o Atrapada [2003]), quien le dio forma definitiva. Debido a la oposición del Gobierno salvadoreño, el filme tuvo que rodarse finalmente en México y no fue el único obstáculo de la película: algunas distribuidoras estadounidenses le sugirieron que eliminara las frases que cierran el filme y que apuntan que los americanos apoyaron en su día al Gobierno de El Salvador. A pesar de estas trabas, Voces inocentes consiguió abrirse paso en las salas y festivales internacionales, y se “VOCES INOCENTES” … las de los niños soldados

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