CINE Y PEDIATRIA 5
cine y pediatría 5 119 y descorazonadora forma de perder la inocencia que acompaña a la infancia, pues el conflicto bélico se traslada a sus pequeñas vidas. Y, por tanto, no es esta película un relato desde la inocencia y la nostalgia al estilo de, por ejemplo, Esperanza y gloria (John Boorman, 1987), sino que aquí los niños quedan tan profundamente afectados por el odio y el miedo que les rodea que sus juegos se van empapando de cruel realidad, entre el misticismo y el odio racial. Hijos de un mismo Dios comienza en el momento en que las tropas nazis entran en Cracovia, cuando la familia judía de un niño de 11 años llamado Romek (Haley Joel Osment) decide esconder a su hijo en un saco de patatas para enviarlo con otra familia de un granjero católico, quien le ayuda a escapar. En dicha granja vive el matrimonio y dos hijos, Vladek, el mayor (quien rechaza a Romek), y Tolo, el menor (quien lo recibe con cariño). Romek, a partir de ese momento, se tiene que hacer pasar por católico, pero la gente del pueblo empieza a sospechar sobre su origen, motivo por lo que el sacerdote (William Dafoe) decide enseñarle más cosas sobre la religión católica y lo inicia en la preparación para la primera comunión. En esa enseñanza, el sacerdote les propone un juego: cada niño debe elegir a un apóstol y tratará de vivir como él, y es cuando Tolo decide interpretar el papel de Cristo y la amiga María el papel de Magdalena. Una película con momentos visuales intensos, tres principales: la escena del sacerdote que es obligado a coger cerdos para salvar la vida de inocentes, la escena en la que Vladek mata al hijo del hombre que mató a su padre o la escena en la que el pequeño Tolo, mimetizado como un pequeño Cristo, intenta sacrificarse por todos y lo hace como ofrenda para que su padre pudiera regresar a casa. Y es así como en esta reducida comunidad se reproducen a pequeña escala la violencia, la
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