CINE Y PEDIATRIA 5

98 publicado: sábado 19 de abril de 2014 Cine y Pediatría [223] L as películas basadas en hechos reales ( biopics ) tienen un valor añadido, especialmente si son historias de superación personal. Este es el caso de El último bailarín de Mao (2009), la historia de un famoso bailarín chino (que llegó a ser uno de los mejores bailarines de danza clásica del mundo), Li Cunxin, película adaptada de su libro autobiográfico “Mao’s last dancer”. La película adquiere el mismo nombre que el libro y contó para ello con la dirección de Bruce Beresford (especialmente reconocido por su oscarizada Paseando a Miss Daisy ) y el experimentado guionista Jan Sardi (a quien debemos el guión de Shine: el resplandor de un genio o El diario de Noa ). La visión de un chino y la revisión de dos australianos nos dejan una película con críticas para todos los gustos, pero en la que destacamos dos partes bien definidas: la primera parte nos remite a continuos flashbacks a la infancia de Cunxin y la segunda está más centrada en la denuncia política y reflexión personal. El último bailarín de Mao cuenta cómo, en plena Revolución Cultural China, Cunxin fue uno de los cuarenta niños elegidos por el Estado para ser convertido en bailarín. Y es así como tuvo La infancia programada de “ El último bailarín de Mao”

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